El debate sobre los valores que han sostenido a WordPress desde sus orígenes —la cultura de código abierto, la cooperación y el retorno a la comunidad— ha subido de tono. En el reciente WordCamp Canada, el cofundador del CMS, Matt Mullenweg, respondió a una pregunta sobre cómo proteger el ecosistema de “actores que no comparten los valores de la comunidad” y si haría falta una certificación que acredite a las agencias y proveedores “éticos”. Su intervención, recogida por Search Engine Journal, dejó un mensaje diáfano: más que etiquetar a empresas o personas como “buenas” o “malas”, hay que evaluar acciones concretas y crear incentivos para que las compañías “comercialmente motivadas” aporten de vuelta. Y, si no lo hacen, “votar con la cartera” y contratar a quienes sí apuestan por el proyecto.
El intercambio, sin embargo, también sirvió para reavivar viejas heridas. Mullenweg —que el año pasado señaló públicamente a WP Engine en el WordCamp US y llegó a calificar a la empresa como “un cáncer para WordPress” en su blog— evitó esta vez la etiqueta de “malos actores”, pero deslizó referencias a un sitio que contabiliza migraciones desde “un determinado proveedor” y habló de una orden judicial que, según él, obligó a retirar un listado detallado de clientes.
La pregunta que encendió el debate
El detonante fue una intervención desde el público que recogía la inquietud de parte de la comunidad:
“WordPress siempre ha prosperado por su ética abierta y comunitaria, pero a medida que el ecosistema crece vemos jugadores grandes y con ánimo de lucro que no comparten necesariamente esos valores. ¿Cómo pueden los individuos y las agencias proteger los valores de WordPress frente a actores que podrían explotar la comunidad? ¿Tiene sentido una certificación formal para identificar y promover a quienes actúan de forma ética y así educar al mercado?”.
La propia formulación subrayaba una polarización creciente: quienes se alinean con la visión de Mullenweg frente a quienes critican la deriva de los conflictos con proveedores comerciales, con WP Engine como telón de fondo.
“No hay malos actores… pero sí malas acciones”
Mullenweg arrancó con una matización: no quería tildar de “malos actores” a personas o empresas. Prefirió hablar de “acciones malas” puntuales, con la posibilidad de que cualquiera pueda enmendar su rumbo.
“No quiero decir que haya malos actores… Puede que haya malas acciones a veces y actores temporalmente malos que esperas que en el futuro sean buenos. Cada santo tiene un pasado; cada pecador, un futuro. No definamos a nadie como permanentemente bueno o malo. Hablemos de acciones”.
El matiz llamó la atención porque, como recordó SEJ, en la edición de 2023 del WordCamp estadounidense Mullenweg sí habló de “llamar a los malos actores” y “plantar cara a los matones”. Aquel discurso culminó con un post en su blog personal en el que calificó a WP Engine de “cáncer para WordPress”, en el marco de una disputa pública sobre licencias, marcas y contribución de vuelta al proyecto.
Incentivos, GPL, marcas: el terreno de juego
Superado el preámbulo, Mullenweg articuló su respuesta en torno a dos ejes: reforzar la aplicación de las reglas duras (licencia GPL, marca WordPress) y premiar a quienes contribuyen.
- Cumplimiento: “Si violas la GPL, vas a recibir una carta; si violas la marca, es un asunto legal”. La postura no es nueva: la Fundación WordPress y Automattic han defendido históricamente la protección de la marca “WordPress” y la compatibilidad GPL de temas y plugins.
- Incentivos positivos: programas como Five for the Future —la iniciativa que anima a que empresas y profesionales dediquen un 5 % de sus recursos a contribuir— sirven como sistema de incentivos. Mullenweg sugirió que quienes contribuyen podrían recibir mejor exposición en el directorio de plugins/temas o en el Showcase oficial, una forma “suave” de premiar el buen comportamiento y, por extensión, desincentivar prácticas contrarias al espíritu del proyecto.
En esa línea, subrayó que, si una empresa está “comercialmente motivada”, no es un problema en sí: “Comercialicemos su buena conducta: demos más negocio a las compañías que actúan bien y menos a las que no”.
“Votar con la cartera” y el caso WP Engine
Sin nombrarla, Mullenweg aludió de nuevo a WP Engine con un ejemplo que Search Engine Journal relaciona directamente con ese proveedor: un sitio de seguimiento llamado WordPressEngineTracker.com que “está a punto de superar los 100.000 sitios que han cambiado de host” y que reporta que “más de 74.000 han desaparecido desde septiembre del año pasado”.
Añadió además que “hubo una orden judicial que nos obligó a retirar el listado completo de ese sitio”, en referencia —siempre según su relato— a una medida legal promovida para verificar o “muzzlear” la publicación del detalle de clientes. En su lectura, esa orden pretende “amordazar la libertad de expresión y la transparencia”, aunque el requerimiento judicial —del que no han trascendido pormenores en su intervención— se habría limitado a la retirada de una hoja de cálculo con datos identificativos de clientes, un capítulo que se enmarca en la batalla legal y mediática entre ambas partes.
Sea como fuere, el mensaje central de Mullenweg fue más estratégico que procesal: el poder de compra de agencias y usuarios como palanca para alinear intereses comerciales con voluntades procomunitarias. Una llamada a usar el mercado como mecanismo de autorregulación.
¿Certificación “pro-ética”? Mullenweg pide prudencia
Sobre la idea de un sello o certificación para distinguir a “buenos actores”, Mullenweg no se mostró abiertamente partidario. Aunque dejó la puerta entreabierta a formas de reconocimiento —como mejor visibilidad en directorios oficiales—, evitó respaldar un esquema de certificación como tal.
La cautela no es trivial: definir estándares de conducta y un órgano que los certifique implicaría gobernanza, criterios claros y una carga regulatoria que, mal diseñada, podría reforzar asimetrías a favor de los grandes jugadores o desincentivar a pequeños desarrolladores y agencias que ya navegan la complejidad de la GPL y los términos de marca.
El trasfondo: negocio, comunidad y fricciones en un proyecto masivo
WordPress es, a la vez, un proyecto comunitario (bajo licencia GPLv2) y un ecosistema económico multibillonario que da trabajo a agencias, hosting, SaaS y a un sinfín de desarrolladores y creadores de contenido. Esa dualidad, que ha sido su gran fortaleza, también genera fricciones:
- Contribución: ¿Cuánto y cómo debe “devolver” una empresa que se beneficia del proyecto? ¿Basta con cumplir la licencia, o hay un deber moral de financiar y participar en el desarrollo, la documentación y la organización?
- Marcas y forks: proteger “WordPress” como marca busca evitar confusiones y abusos, pero también hila fino con el derecho a hacer forks (copias/modificaciones) que la GPL permite.
- Moderación y discurso: el propio debate está sujeto a normas de convivencia en foros y eventos. Los WordCamps y lo que se dice en ellos tienen eco; las palabras pesan.
En ese equilibrio, episodios como el de WP Engine y la conversación actual tensan la cuerda entre principios (transparencia, colaboración, mérito) y estrategia (incentivos, enforcement, comunicaciones públicas). La apelación de Mullenweg a evitar etiquetas de “malos actores” parece querer rebajar el voltaje, pero su historial reciente recuerda que el discurso puede endurecerse en momentos de conflicto.
¿Qué pueden hacer agencias y clientes hoy?
Más allá de la semántica, hay decisiones prácticas que Mullenweg propuso —y que el buscador de proveedores hace tiempo que premia—:
- Verificar contribuciones: ¿el proveedor apoya a WordPress con tiempo o recursos (Five for the Future)? ¿Sus plugins/temas respetan la GPL? ¿Participa en comunidades locales, traduce, documenta, organiza?
- Priorizar la transparencia: empresa que “cuenta” cómo contribuye y cómo gestiona seguridad, privacidad y cumplimiento es, de partida, más auditables que quien opera en opacidad.
- Separar “disputa” de “herramienta”: evitar decisiones impulsivas que perjudiquen al usuario final (p. ej., migraciones apresuradas sin plan de continuidad). Valorar SLA, costes totales y riesgos.
Para los equipos legales y de compliance que asesoran a clientes finales, la Ley de Servicios Digitales (DSA) ofrece ya mecanismos para impugnar decisiones de moderación ante organismos extrajudiciales certificados si surgen conflictos con plataformas de distribución (p. ej., desindexaciones en marketplaces o redes). Es un plano distinto al de la governance de código abierto, pero incide en la gestión reputacional y el acceso al mercado.
Mirando adelante: incentivos, métricas y cortesía profesional
Si el ecualizador pasa por “incentivos” y “acciones”, el siguiente capítulo en WordPress no será tanto jurídico como operativo: ¿cómo se mide y reconoce la contribución real de una empresa? ¿Qué métricas transparentes podrían usarse para ordenar directorios y vitrinas sin convertir la comunidad en una oligarquía de grandes marcas? ¿Qué umbrales y controles evitarían el greenwashing del “filtro azul” (contribuciones cosméticas)?
Quien decida en esa encrucijada —la Make WordPress global, la Fundación, los líderes del proyecto— tendrá que balancear meritocracia y pluralidad. La otra variable, menos glamurosa pero imprescindible, es la cortesía profesional: bajar la temperatura del discurso público ayuda a que los incentivos hagan su trabajo sin sobrerreacciones ni “efecto llamada” a la polarización.
Preguntas frecuentes
¿Qué es “Five for the Future”?
Es una iniciativa de la comunidad WordPress que anima a empresas y profesionales a dedicar el 5 % de su tiempo o ingresos a contribuir al proyecto (código, diseño, documentación, soporte, organización de eventos). No es obligatorio, pero se usa como señal de compromiso.
¿Puede WordPress “certificar” a proveedores éticos?
La DSA no regula este punto. En el ecosistema WordPress, Mullenweg no se ha mostrado partidario de una certificación formal; prefiere incentivos (p. ej., visibilidad en directorios) y evaluar acciones (cumplir la GPL, participar en la comunidad).
¿Qué pasa con WP Engine?
El conflicto entre Automattic/Matt Mullenweg y WP Engine viene de 2023–2024, con cruces públicos y procedimientos legales. En la intervención de Canadá, Mullenweg evitó nombrar a la empresa pero aludió a un sitio que rastrea migraciones desde un “cierto proveedor” y a una orden judicial que, según dijo, le obligó a retirar un listado de clientes. No hay más detalles en su intervención.
Como agencia o negocio, ¿cómo elijo “buenos actores”?
Prioriza cumplimiento de licencias, historial de contribución y transparencia; consulta directorios y comunidades locales; pide referencias y SLA; pondera la calidad técnica y el soporte por encima del marketing. Y recuerda: “votar con la cartera” no exime de debida diligencia.
Fuente: search engine journal, “Mullenweg Talks About Commercially Motivating WordPress Companies”, intervención de Matt Mullenweg en WordCamp Canada y antecedentes públicos de 2023–2024.